H.1.1 Literatura publicada

La idea de hacer literatura o como se llame lo que hago, empezó muy tarde en mi vida, yo creo que después de lo sesenta años. Se dio lentamente como todas estas cosas. Había escrito mucho en materia de trabajos científicos, apuntes de clases, conferencias encargadas para ser leídas por otros, corrección de textos de colegas, entre otras. Es cierto que en esos tiempos me había ido resbalando suavemente a leer poesía y lo que se escribía sobre poesía. Las críticas literarias que me parecían “chamullentas”, llenas de lugares comunes, ya usadas por otros críticos, de pronto, descubrí el enorme poder de las metáforas, las que eran desconocidas para mi; en algo colaboró la película Neruda, cuando éste le dice al cartero: “la metáfora es todo, háblele a su novia en metáforas”. Desde ese tiempo empecé a ver metáforas en todas partes, me metí en Neruda y las encontré. Por supuesto también en las letras de las canciones, en los discursos, incluso en los dichos y refranes, de los que estaba preparando un listado del material antiguo.

En la Escuela de Humanidades y Artes de la Universidad de Concepción, se ofrecieron talleres para aprendices. Hice muchos. El primero fue con Mauricio Ostria a quién recuerdo con especial cariño. Los asistentes eran jóvenes cercanos a la literatura, damas entusiastas, todos muy comprometidos con el esfuerzo común. Yo siempre fui el mas viejo y tenía que estar dando explicaciones por mi tardío interés. Aquí Mauricio Ostria fue clave. Habían tareas semanales y luego la lectura de ellas en clase. Se produjo mucho material y el profesor Ostria aceptó mi proposición de publicarlos. Así nació la primera publicación dirigida por Ostria, que tituló Taller 91. Creo que fue muy estimulante para todos. Luego repetimos las experiencia en los 4 años siguientes. Ya habíamos perdido el pudor de ser publicados y queríamos seguir haciéndolo, para ello había que presentarse a concursos, e incluso en publicarlos solo con nuestro aporte, de donde nació el librito “Entre poetas no es pecado”. De ahí a escribir y publicar cuentos y poesías había poco trecho. Y así nació lo que el lector de esta página web encontrará en este capítulo. El costo de publicar en papel era muy alto (y aún lo es), pero eso no era tan grave como tener que vender el libro. Este es un drama que da para un buen libro. Recuerdo una anécdota que viví luego de publicar “Los zapatos italianos” en 1994. Con frecuencia cumplía mis compromisos de regalos, obsequiando el libro. Una vez, al momento de entregarle el regalo (el libro) a un amigo, le dije, el libro es mío, te lo regalo dedicado con mucho cariño. Mi amigo, profesional, clase media acomodada, cuarentón, recibió el libro y haciendo correr la hojas con el pulgar, me miró y preguntó: ¿Y, tengo que leerlo todo?

Un tiempo estuvimos muy comprometidos con la literatura, especialmente con la poesía. En forma casi permanente asistíamos a talleres de diversos autores como Mauricio Ostria, Gonzalo Rojas, Tulio Mendoza, entre otros. Hacíamos la broma que  los poetas eran seres muy libres, al extremo que entre ellos “no era pecado” (no se especificaba qué). Teníamos necesidad de publicar, de darnos a conocer, de leer en público y otras cosas que dicen los poetas, pero no era fácil. Nos juntamos Pilar Cabello, Beatriz Martínez, Paulina Rojas y el que escribe Jordi Artigas i Coch (este es mi nombre artístico, está en la forma catalana para separarlo de los temas técnicos), juntamos el dinero y publicamos un simpático librito que es un colectivo y que por supuesto se llamó “Entre poetas no es pecado”. El dibujo de la tapa es de Pedro Victoriano.

Recuerdo que en los años 70, eran corrientes las lecturas literarias en la Universidad de Concepción. Eran reuniones con público donde unos cinco o seis poetas leían sus poesías. Mirado ahora, parece imposible que eso atrajera público, entre otras por la mala lectura, tal vez por los nervios de los poetas. Recuerdo un domingo al mediodía en la Casa del Arte, lloviendo como lo hace Concepción, se reunieron mas de cien personas a oírnos leer poesía. Eran seis los lectores. La reunión tomó algo mas de dos horas. Otras veces esta reuniones se adornaban con cuartetos de música clásica. Tengo una historia que voy a compartir. Me visitaba en mi laboratorio el gran entomólogo brasilero Dr. Nelson Papavero, con quien hemos publicado mas de treinta trabajos científicos. Durante su visita hubo una lectura de poesía a la cual yo estaba invitado para leer, Papavero se interesó por asistir para verme en acción pues tenía sus dudas. Para esas actividades yo iba con terno y corbata, otros lectores, mas jóvenes, vestían tipo hippies, con mucho pelo, aros y barbas. Papavero me comentó después que se llevó una gran sorpresa cuando oyó a los jóvenes leer poemas de amores trágicos, de naturaleza y de sentimientos íntimos y que yo, vestido muy formalito, leí mi “Oda a la caca de vaca”. Esta es una de las historias favoritas de Papavero para contar en reuniones científicas, donde todos nos conocemos. Lo hace con mucha gracia.                   

H.1.A. Literatura publicada individual
H.1.B. Literatura publicada en colectivos