Sobrevivencia.
Siempre me he sentido inclinado a observar y estudiar las formas de sobrevivencia del hombre. Cada vez que he podido he seguido con mucha atención el desarrollo de situaciones que están viviendo personas en estado de sobrevivencia. Me han interesado los libros, los manuales, las películas y las anécdotas sobre el tema. Personalmente, en forma reducida, me he impuesto conductas de sobrevivencia, al menos las he puesto en práctica intelectualmente. En el ejército tuve oportunidad de tener instrucción y posteriormente impartirla. Para el último terremoto en Concepción, estábamos solos con mi esposa, cuando quedamos sin agua, sin luz sin bencina, etc. Debo reconocer que disfruté esos días, fueron tal vez un par de semanas, donde desarrollé todas las técnicas de sobrevivencia adecuadas y resolvimos todos los problemas. Concluí incluso, que podríamos confeccionar un plan para sobrevivir por algún tiempo. En la Universidad de Concepción dicté cursos cortos de sobrevivencia en varias temporadas de las Escuelas de Verano. Para ellos confeccioné unos apuntes, que fui mejorando con el tiempo, hasta que, luego de revisar una docena de libros y manuales, todos extranjeros o chilenos, copia y traducción de los extranjeros, preparé un manuscrito escrito en un lenguaje comprensible para un conscripto chileno, donde por ejemplo las medidas se dan en comparaciones: un puño, como la cabeza de un niño, una cuarta por lado, un hoyo de un brazo de hondo, etc. Así, publiqué este “Manual de Sobrevivencia” cuya edición está totalmente agotada y ahora circula en abundantes fotocopias. Tiene como objetivo servir de libro de estudio del tema y también para ir en la guantera del automóvil, la lancha, el pequeño avión, etc., donde serviría para ser consultado en el momento del evento y hacer señas con él. Dispuse también unas hojas de colores, para ser extraídas y dejadas como señal. Si el lector tiene un ejemplar, cuídelo, no se editará de nuevo.
