H.3.1.3. Taller de manualidades

Desde que tengo memoria me interesé por usar las manos. De chico, la única herramienta que había en la casa era el cuchillo de cocina, que me era permitido usarlo, precisamente, por que nunca estaba afilado. Así y todo, me las arreglaba para labrar algo en maderas y en otros materiales. En la casa solo mi madre era algo diestra en maestría, al menos arreglaba su plancha, los tapones y colgaba cortinas. Mi padre, solo de bien viejo se aficionó algo a usar el martillo. Mucho de mi despertar en este aspecto se lo debo a mi padrino y tío, José Coch A. (el tío Pepe), hermano de mi madre. Un personaje en la familia, que no le había acertado, y parece que nunca lo hizo, a un trabajo adecuadamente remunerado. Era una persona muy diestra con sus manos, era llamado para todos los arreglos de la casa y yo sentía admiración por él. El me enseñó a escondidas de mi madre como arreglar los tapones (fusibles) de la luz de la casa. Con el tiempo, viví con él y su esposa la tía Maria Sarrat, por que fueron mis apoderados mientras yo estaba en la Escuela Militar y en el primer año de Universidad. Fueron unas estupendas personas y mantuve excelentes relaciones con ellos hasta que fallecieron. Aprendí a arreglar patines, bicicletas, juguetes, etc., muchos de mis amigos y vecinos se beneficiaron con ello. Cuando tuve mi casa, luego de casado, empecé a reunir herramientas. Pero en Chile eran muy caras; era el tiempo de la 2ª Guerra Mundial y no llegaban importaciones. Así y todo, las herramientas viejas se fueron juntando y llegué a tener un taller que prestaba mucha utilidad, otra vez a familiares y vecinos. Cuando llegamos a Concepción, el taller creció y pasaba muchas horas en él, ahora además haciendo cosas para el Museo de Zoología de la Universidad que estaba a mi cargo y que yo había iniciado.

En USA, gozaba viendo herramientas, pero no las podía usar pues mis estudios para el doctorado eran muy demandantes de tiempo. De todos modos compré herramientas, especialmente eléctricas para traer a Chile. Cuando llegamos en 1960 y recibimos la casa nueva de manos de los compadres Enrique Villanueva y Roberto Goycoolea, armé un taller con todas la herramientas. Este taller fue robado una noche y se llevaron absolutamente todas las herramientas americanas. Posteriormente el taller fue robado en otras tres oportunidades, felizmente ya estaban llegando herramientas importadas a Chile, especialmente chinas, alemanas y americanas. Entonces el taller se armó bien y lo instalé en una pieza prefabricada adjunta a la casa, con buena estufa para trabajar en invierno y en la noche. Hay un par de fotos en la galería de esta sección.

En este taller he hecho de todo. La única herramienta que no tengo es una soldadoras al arco, pero tengo un maestro amigo que me hace el trabajo y además se interesa por saber lo que estoy haciendo.

No he subdividido esta sección como otras, pero puedo adelantar que se ha hecho de todo, en cuero, madera, fierro, plásticos, lata, tela, goma. Mi afición por los bastones me llevó a fabricarlos usando maderas no convencionales, etc. El trabajo hecho en relojes antiguos grandes lo he incluido en un espacio especial bajo el nombre de “Relojes antiguos” H.3.1.2.